Las
técnicas de mejora del terreno comenzaron a emplearse para aumentar la
capacidad portante o estabilizar terrenos de tipo granular. Posteriormente algunos
de estos métodos ampliaron su campo de acción a terrenos cohesivos, de tal modo
que variaban los métodos de ejecución, pero continuaban utilizando la misma
maquinaria.
En
el campo de los cimientos, existen algunos casos en los que la solución más
adecuada técnica y económicamente consiste en la actuación previa sobre el
terreno, mejorando su capacidad portante, reduciendo su deformabilidad, o
consiguiendo simultáneamente ambas.
Pueden
citarse como ejemplos:
Cimientos
profundos con pilotes de longitud superior a 25 m; esta solución puede ser aún
más costosa si las cargas a soportar son pequeñas, debido a que se origina un aprovechamiento
deficiente de la capacidad portante del pilote, con el consiguiente incremento
del coste de la tonelada soportada.
Cargas
de gran entidad en soleras de grandes almacenes o naves industriales, que exigirían
cimentar la solera sobre pilotes, o constituir una losa armada en sustitución
de aquella, con un aumento considerable del coste.
Construcciones
ligeras en las que un cimiento profundo puede alcanzar, en ocasiones, un coste
superior al resto de la construcción.
En
estos casos conviene tener en cuenta las técnicas de mejora de terrenos,
analizando los distintos métodos disponibles y utilizables, que principalmente
son los siguientes:
·
Sustitución y vibrocompactación.
·
Precarga
·
Compactación dinámica
·
Sustitución dinámica (puits ballastes”)
·
Vibroflotación y vibrosustitución
·
Inyecciones
·
Jet grouting
Otros
términos que también se emplean cuando se habla de mejora de terrenos son los
de
“compactación” y
“consolidación”. Por compactación se entiende el aumento de la densidad de un terreno
en un tiempo reducido (velocidad rápida), mientras que la consolidación es el
aumento de la densidad de un terreno de manera lenta.
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